El arte del Mindfulness

Mindfulness

El auge del «mindfulness» en la sociedad occidental responde a la necesidad de la gente de liberarse de la rutina.

Durante los últimos años, las sociedades occidentales han ido generando una serie de tendencias para optimizar su salud cuyo concepto por excelencia se ha denominado «mindfulness» (en español, literalmente «atención plena»). Las universidades estadounidenses más prestigiosas y los centros de investigación más importantes del mundo han puesto el foco de atención en este tipo de práctica o actividades cuyo propósito no es otro que el de liberar la mente del individuo para obtener beneficios en la saludad y en las relacione sociales rutinarias.

El «mindfulness» se ha convertido en una práctica necesaria para mejorar la capacidad emocional de los individuos occidentales.

Según Jon Kabat Zinn, «el ‘mindfulness’ significa prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente, del instante con interés, curiosidad y aceptación». Hay que tener en cuenta que el ser humano suele divagar mentalmente a lo largo de su vida y esto aporta una considerable cantidad de ansiedad, estrés, depresión y un largo etcétera de resultados que nos condicionan negativamente en nuestras prácticas sociales diarias. Para ello, lo mejor es entrenar la mente y las últimas investigaciones han probado científicamente que el «mindfulness» es la mejor herramienta para mantener a raya la intrínseca actividad de divagar del ser humano.
Los dos grandes beneficios de la práctica del «mindfulness» significan, a su vez, dos cambios signicativos en la atención/concentración y en la regulación emocional. La capacidad emocional del individuo siempre es más rápida que la racional y, por esa razón, en la gran mayoría de ocasiones un estímulo negativo provoca un comportamiento de aflicción en la persona afectada que, más tarde, podría incluso llevar al arrepentimiento si se ha actuado de manera irracional como efecto involuntario de esa pérdida de «autocontrol». Lo mismo pasa con las acciones extremadamente positivas (emociones fuertes/intensas) que pueden hacernos perder el «eje de rotación de la perspectiva».

Debemos aprender a controlar nuestras emociones para frenar la «neuroplasticidad» a través del «mindfulness».

No obstante, el cerebro es como el río de Heráclito de Éfeso: siempre está en continuo movimiento, siempre cambiando. Lo hace dependiendo de las experiencias de cada sujeto emocional y responde, por lo tanto, a algo completamente humano y aleatorio. En el apartado neurocientifico, a esta transformación diaria se la conoce como «neuroplasticidad», un concepto que sugiere que podemos ser mucho más responsables con nuestro cerebro. Según Richard Davison: «Ante la adversidad seremos capaces de regular las emociones aflictivas para que no persistan más de lo necesario». Lo único que debemos hacer es entrenar la mente.

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